Señora Mia....



Hackbridge 1971

Señora Mía,

Me he atrevido a conjuntar algunas palabras con la única intención sincera de dibujar una sonrisa entre sus mejillas. Mentiría si no le dijera que siempre que su risa esta presente; el viento acaricia mi alma, la noche se detiene a observar y pareciese que en cualquier momento el sutil silencio se soltara a carcajear. Su risa, a diferencia de las demás, viste de alegría mi alma y me es inevitable sentir una sensación tan grata como cuando el mar acaricia mis pies al borde de una playa en el atardecer.

Espero que ya le haya llegado el libro y la música que le mandé hace ya unos meses y deseo firmemente que le sean de su completo agrado. Lamento el retraso de mi paquete pero el servicio postal en Hackbridge es un poco deficiente pero es que aquí el tiempo no existe, solo existe el rió. Espero su llegada ansiosamente, y suelo imaginarme de vez en cuando las cosas que me encantaría hacer con usted a su retorno. A veces solo suelto mi imaginación y me pongo a pensar…

Que algún día nos divertiremos en un teleférico en los Alpes y escupiremos a las profundidades solo para ser conciente de las alturas como unos niños. Algún día danzaremos desnudos en el mar y haremos el amor en una playa desierta sobre las costas de Tailandia mientras reímos y dejamos que el sol nos regale el más romántico de los atardeceres, y con el frío de la noche acercándose, nos acurrucarnos en nuestros brazos a observar la llegada de la noche que se revela una a una en las estrellas en el cielo. Tomaremos de los mejores tés chinos en China, y celebraremos un magnifico año nuevo en Febrero. Viviremos personalmente los colores de las amazonas y oleremos un cuadro de Kandinsky mientras dejamos que sus colores nos canten una melodía profunda a nuestras almas. Tomaremos el transiberiano y detendremos en el desierto blanco de Siberia mientras bromeamos de cuán estúpido frío hace en ese lugar. Leeremos poesía por la mañana en un café parisino y degustaremos de una delicia de repostería francesa. Tendremos una sesión de matinée de cine en algún teatro de Chicago mientras comemos pizza y palomitas. Algún día nos sentaremos a tomarnos un martíni seco en el legendario club Blue Note en New York y dejaremos que la música hable por nosotros y solo cuando se crucen nuestras miradas accidentalmente nos acariciaremos nuestras almas con un puro y sencillo beso. Negociaremos sanos espacios con nuestros amigos, pues la separación nos unirá más los domingos por la noche. Nos burlaremos del sistema, viviremos como siempre hemos querido vivir y nada nos limitara, ni el dinero ni el tiempo. Así para después de varios años de rondar por el mundo construir una casa al borde de una playa en algún pueblo de Latinoamérica que nos invite a vivir, para así llegar a casa de vez en cuando y volver a salir a redescubrir el mundo.

Señora mía, soy conciente que muchas de estas vivencias bien pueden ser cuarteadas por la enfermedad, la muerte o simple y sencillamente por un fin no anunciado, sin embargo, sé que son estos los pensamientos que aun hacen que mi presente tenga un sol que brille todos los días, un aire que se respire mejor y unos (sus) labios que sepan a un profundo rojo carmesí. Añoro su llegada y tan solo quiero verla una vez más, aunque en su lápida aun siga diciendo… Descansa en Paz Lady Chanterly 1965.

Su Amor Enterno,
Sir Ferndinand Chanterly

Comentarios

Unknown ha dicho que…
¿Por qué se nos habrá puesto tan romántico Don Octavio? ¿Será la Primavera o Doña Octavia?
Salchipulpo ha dicho que…
Andas bravo don Octavio.

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